jueves, 31 de enero de 2008

Tres jinetes sin cabeza



"Tres muertos cabalgan hasta un monte. Están parados sin rostro ni extremidades, en la falda de una montaña. Es de día. Solo llevan la ropa puesta, con camisas de mangas largas, pantalones a los tobillos y mucha tierra sobre los hombros. Unos caníbales o indígenas terribles los mataron, pero ellos siguen su rumbo sobre caballos inteligentes. Es un camino peligroso. Llegan hasta el lugar, pero no pueden pasar. Buscan algo.

Tati y yo nos escondemos en la montaña, que parece de piedra volcánica. Hay vegetación inhóspita. Tres piedras enormes les impiden subir. Parece que nos sienten, pero tenemos "walkies talkies" para comunicarnos en la distancia.

Tati mira desde arriba cualquier movimiento sospechoso. Y yo le contesto con alguna estrategia para salvarnos y salir de allí. Ellos no saben dónde estamos y eso es una ventaja. Siento que esa tierra tiene rutas viejas, por donde caminaron caravanas de bandidos, comiendo, matando, robando a diestra y siniestra. Es una tierra sin orden. Aquí se salva el más astuto.

Haberme traído estos 'walkies talkies' fue la mejor idea. Casi, los manejamos, con la misma agilidad que los chamacos en los puntos de droga. Nos comunicamos rápido y podemos saber cuándo alguien entra sin permiso a nuestro territorio. Moverse rápido, sin perder tiempo, es parte de la sobrevivencia.

Estos jinetes fantasmales parecen un espejismo, como las imágenes borrosas que aparecen unos segundos antes de perder la razón en el desierto. Pero reconozco que la única ventaja la tenemos nosotras. Estamos comunicadas y atentas. Esa será nuestra única salida. Siento un poco de ansiedad, pero no mucha. Lo que me mueve es la emoción de conocer mis capacidades.

Esto es un terreno hermoso y lleno de trampas. Se me parece a la escenas de la película "El Topo", en donde cada escenario era una prueba para el jinete solitario. Detrás de cada personaje o figura mitológica, hay un mensaje escondido.

Siento la presencia de mami. Es como si estuviera aquí, aunque no la vea. Siento su amor, sus oraciones constantes. Es como si su imagen amorosa me dijera tantas cosas. Es más, todo el paisaje trae palabras suyas, el camino, los jinetes, las presencias invisibles. Mami me acompaña y su amor me da tranquilidad. Su sabiduría me mantiene en lo alto".

* Primer sueño en Argentina
Al otro día de llegar de Puerto Rico

19 de diciembre de 2007

lunes, 28 de enero de 2008

Gigantes de Valdés - Trailer



Gigantes de Valdés

29 enero de 2008
Buenos Aires, Argentina

Es puramente emocional este comentario. Ese palpitar de entrar por primera vez a un cine en Buenos Aires a ver una peli. Cansada de un día de caminatas y exploraciones, llegué hasta Alto Palermo y no lo pensé mucho. Entré a un megacine, compré mi taquilla y me metí a ese edificio iluminado de unos 4 o 5 pisos.

Una chica subía y bajaba las escaleras de la sala 3, donde presentaban "Gigantes de Valdés", para acomodar al público en sillas enumeradas. Increíble tanto orden. Diez minutos más tarde, los cortos y finalmente la película, que llevo viendo varias semanas en carteles por toda la ciudad.

La banda sonora increíble, el guión nada impresionante, más bien económico, pero sobre todos sus méritos, los increíbles visuales de la Patagonia.

Y, y , y.... el silencio.

Una película para apreciar las imágenes y los sonidos de naturaleza.

El mar, los pingüinos, las focas, las ballenas, los pescadores. Casi podía oler la sal. Que ganas de visitar ese pedazo de costa argentina. La Península de Valdés, un paraíso para soltarse el pelo y correr por la costa sin ideas en la mente. Un lugar para expandir los pulmones y las fronteras internas.

Mar, agua salada, olor a pescado plateado, manos curtidas por el sol y el trabajo. Mar, otra vez. Ese azul que te estalla de pronto, frente la mirada profunda del fondo, mucho sol, mucho espacio deshabitado.

Algo me seduce de esos espacios llenos de vacío. Algo me lleva al pensamiento más sutil, a la mirada científica y romántica, a mi primer amor escuchando ballenas en La Parguera, en Aguadilla y Rincón, a mi primera vez en un cuarto caluroso, rodeada de un Nautilus gigantesco y un espejo rectangular, invitándome a llegar a ese otro mar.

sábado, 26 de enero de 2008

Algo me lleva al agua


Buenos Aires, Argentina
26 de enero de 2008

Me levanté con la urgencia de describir mis encuentros más importantes con el agua. Casi todos relacionados con mis visitas al Yunque, a las playas boricuas y al recuerdo de una fotografía publicada en la revista "Utne Reader", sobre el vocabulario de los sentidos y la fluidez de la piel desnuda rozando las corrientes de una pocita. Tal vez, me vino todo esto a la mente, porque antes de acostarme vi fotos de las Cataratas de Iguazú.

El agua me lleva a la serenidad, al enfoque sutil de la vista, al tacto y al sonido. Pienso en agua y casi puedo escuchar las gotas gordas de lluvia que hacen eco en una cueva. Pienso en Mimi y en nuestras aventuras conociendo grutas escondidas bajo la tierra, cascadas potentes con paredes de piedra caliza, el fango ruidoso que se pega a las botas cuando una camina adentro, por lo oscuro, escuchando las entrañas del suelo.

Imagino el agua y me voy de viaje, casi como un proyectil de imágenes latentes, al Bosque Enano del Yunque. El agua condensada en las gotitas, en los árboles en minuatura, allá cerca de las nubes, que comienzan a desvanecer por una hoja áspera hasta caer a la tierra y abrir zanjas jalda abajo. Rotos enormes sobre las veredas del bosque lluvioso, que rebotan el sonido de una corriente, primero tímida, luego impetuosa, que da forma a 7 ríos boricuas que bajan por la montaña sagrada.

Pienso en Eddie y en sus exploraciones fantásticas a barrios olvidados en busca de cascadas, cuevas, charcas, caminos y formaciones ancestrales que no tenemos tiempo de mirar. Y el agua ahí, siempre presente, constante, moviéndose, limpiando, alimentando, abriendo paso.

El agua me lleva al sonido. A hundir mi cabeza y concentrarme en los tumbes lejanos de una piedra que rueda por el fondo de un río. En los caracoles que mueven las olas en la orilla.

Me concentré en escuchar

En Brasil, en la playa Lázaro, me concentré en escuchar los caracolitos de esa playa paulista. Con el sol sobre la cara, se me hacía difícil entenderme flotando sobre el Atlántico, en el mismo pedazo de océano que baña mi isla. Brasil tan lejos y tan cerca. Tan hermana y tan extranjera.

A lo lejos el dulce sonido del portugués en murmullos. Cientos de brasileños en pleno verano. Gigantescas sombrillas amarillas, rojas, blancas por toda la orilla. Acá, el agua caliente en la superficie. Abajo, las corrientes frías. Floto. Sincronizo mi respiración con el vaivén. El mar me devuelve un paseíto gratis sobre las olas. Respiro suave, intentando olvidarme del roce del agua, intentando olvidar que floto, para imaginarme suspendida en el aire.

Miro el cielo despejado y siento el calor del sol sobre la nariz y la frente. Una montaña verdecita al fondo y gaviotas volando en compañía. Cámara lenta. Estoy en Ubatuba, mis amigos nadan cerca. Mientras, sigo aquí flotando sobre el agua tibia de Praia Lázaro, mi cuerpo parece una nave congelada. Una pluma en el aire, hoja sin peso.

jueves, 24 de enero de 2008

De cabeza en Niteroi

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Rafa,

Estaba en un Museo de Río de Janeiro, bien bello, desde donde se ve toda la ciudad desde el otro lado de la bahía. Hay que tomar una lancha pequeña y llegar hasta ese lado de la costa.

Después de dos viajes en guagua y una lancha, estaba cerrado, porque era lunes y me quedé tomando fotos en la plazoleta del sitio y mirando el paisaje. Relax. Zen, casi un templo budista, con el mar de frente, la arquitectura en forma de flor, las formas naturales del paisaje en contrastre con los pilares del museo... y me dio con hacer yoga. Había estado en el Cristo del Corcovado unas horas antes y el rush había sido brutal. La gente empujándose para tomarse fotos, muchas filas, en fin... En ese sitio, que se llama el Museo de Arte Moderno de Niteroi, uno de los más famosos de Río, había poca gente. Los que estábamos, parecíamos en trance. O acaso, era yo, que los percibía así. La gente estaba relax y gozando de la brisa del mar, sentados a los pies del Museo. Así que comencé a meditar en posición de loto y me acordé de ti. Comencé a hacer estiramientos y a escribir en mi diario de viaje...

Salió ésto: "Tengo un sentido de recogimiento al sentarme frente a la obra de Oscar Niemeyer. Esta especie de nave espacial mirando a Río me conecta con mi lado budista. De cómo lo poco es más. Hay una brisa del mar que me lleva a pensar en Vieques y en Culebra, en los viajes de mi infancia en la lancha de Cataño. Y de una manera irracional me transporto a los campos de lavanda en Aux de Provence en Francia. Las ondas del agua y el viento sutil me conectan con mi esencia, mi energía femenina. Madre, mujer, creadora, innovadora y valiente. Las ondas, como la escalera/espiral de este museo y el color rojo del piso de la entrada, que me recuerda mi raíz tierra y fuego. Aquí no hay tantos turistas como en el Cristo del Corcovado. No hay souvenirs ni postales. Sin embargo, estar aquí vale la pena todo el viaje."

Luego de ese momento, me quedé como una hora en el sitio y antes de regresar, le pedí a un chico en mi limitado portuñol, que me tomara una foto, de un headstand. Es mi posición favorita de yoga. Hacía mucho que no la hacía, así que salió un poco virá. Y sin calentar, también fue dura... Y luego, hice un puente para enviarte la foto. Pero mi cámara se quedó sin batería.... Me dio pena, porque quería enviarte la foto, siguiendo esa cadena de puentes que comenzaste tú.

Pero tuve una idea mejor. En el próximo sitio que visite, que sienta esta maravilla, me haré una foto en posición de puente o alguna otra, para enviarte y también para comenzar en este viaje, la tradición de meditar, al pie de algún lugar con buena vibra.

Un abrazo,
Glory
10 de enero de 2008
Buenos Aires, Argentina
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Palabras de Niemeyer:

Me pide usted que hable de mi arquitectura, de mi vida, de aquello que me agrada y de lo que me hace sentir triste. Y voy a tratar de satisfacerle en pocas palabras. Me gustaría decir que la arquitectura no es importante, a pesar de que me ha hecho permanecer ligado a la mesa de dibujo durante sesenta años. Lo importante, para mí, es la vida, los amigos, este mundo injusto que debemos convertir en un mundo mejor. Hago solamente aquello por lo que me siento atraído con la mayor libertad, convencido de que la arquitectura es antes que nada, invención. Además, creo en la intuición, viendo la creación arquitectónica como un cosa muy personal e intransferible. Cada arquitecto debe tener su propia arquitectura. En lo que respecta a la vida, siempre digo que, por desgracia soy pesimista; encuentro al ser humano frágil y abandonado, sin ninguna perspectiva. Pero la vida, hay que vivirla. Y, puesto que estamos todos en el mismo barco, debemos vivirla codo a codo solidarios. El resto lo hace el tiempo, y nosotros lo seguimos sin remedio. Contentos cuando pasamos un buen momento, las mujeres son hermosas, los amigos fraternales, cuando el cielo azul está lleno de estrellas. Tristes e indignadas cuando la vida se convierte en una madrastra cruel, la miseria crece y nuestros más pobres hermanos permanecen olvidados y sumidos en la desesperación. Y entonces, cuando la esperanza abandona el corazón de los hombres, la revolución se impone. Creo, sin duda, en la inteligencia del ser humano, en que algún día estaremos volando por el cosmos, charlando con nuestros hermanos del espacio, pero siempre haciéndonos, inquietos, la misma pregunta: "Después de todo, ¿qué somos?".
Oscar Niemeyer, octubre 2001

martes, 22 de enero de 2008

Esperando la 59

Buenos Aires
22 de enero de 2008, de madrugada

Víctor,

Hoy, mientras regresaba de cenar con una amiga entrañable en el centro de Buenos Aires, me paré a tomar una guagua (colectivo) en una calle semioscura en la Avenida Santa Fe, eran como las 11:30 de la noche y el corazón se me iba a salir.
Nerviosa por la soledad de la calle, ya casi no puede aguantar tanto agite. Tenía una mezcla de sensaciones que iban del cansancio de tanta caminata por la ciudad a una felicidad incontenible por ver a mi querida amiga Carolina, luego de 13 años de perdernos el rastro.
La calle oscura y la guagua que no llegaba. No me aguantaba de pie. Un bowl de mantecado de frutillas, dulce de leche y chocolate en una bolsa, a punto de convertirse en sopa. Mi mente a mil. No paraba de repetir las palabras de los 4 expertos en los medios que conocí durante el día y que me dieron su versión del país.
En la mañana un alto ejecutivo de Clarín me disparó toda su negatividad y su análisis más absurdo de por qué no debía buscar trabajo en la ciudad; en la tarde un veterano productor de TV y un documentalista de naturaleza en San Telmo me hablaron de todas las notas ambientales que aquí no se publican y en la tarde mi querida amiga Carolina, corresponsal de CNN aquí, me abrió los brazos de par en par, deseándome lo mejor en su ciudad favorita. Su primer regalo, mandarme a hacer mis tarjetas de presentación. Casi lloro, cuando me lo dijo.
Mientras en mi mente, la película en fast forward de todas las corversaciones del día. Sin olvidar la historia de Tania, una dominicana treintona muy humilde que conocí en la fila de una tienda de Western Union, que me contó, lo loca que estaba por regresar a la República Dominicana, por tal de no prostituirse en las calles como su prima que lleva más de 1 año trabajando de noche en la Plaza de Once, y sacando sus chavitos para enviar $$$$ a su familia en Sto. Dgo.
La guagua 59 pasó de largo 2 veces. Cansancio. Sueño. Los innumerables taxis amarillos y negros tocándome bocina y subiéndome las luces largas, para que escogiera uno y le pagara mi tramo hasta la calle Hipólito Yrigoyen. Me negué a gastarme la plata en taxi. Esperé bajo los árboles solitarios.
Sentí que los músculos del cuello no aguantaban más. Respiré profundo, y me di cuenta que estaba mirándolo todo en cámara rápida. Que el día que acababa de tener me parecía una película muy lejana, y que no era yo la que caminaba por esas calles. Mucha cafeína en el sistema, dos cafés y una Coca Cola.
Me di cuenta que los hombros estaban casi a la altura de las orejas. La tensión era tanta, que apenas podía respirar con calma. Y entonces pasó algo hermoso.
Abrí los ojos y pude ver. Así de sencillo.
En la oscuridad, enfoqué las hojas que el viento movía en las ramas. Y comencé a ver más. Las hojas eran casi negras en ese rincón de la Avenida Santa Fe. El viento se movía dulce. Ya no habían carros, ni personas en la calle. Solo un puesto de revistas en la esquina, con la luz que iluminaba la acera, pero tampoco se veía el vendedor.
Estaba como a 15 cuadras del apartamento, las batatas latiéndome de tanto caminar, las manos cansadas de cargar bolsas, la cartera, y la pizza que sobró de la cena.
Respiré profundo y bajé la guardia. No tenía nada que probar a nadie. Era. Soy.
Miré con calma el edificio crema de tres pisos con balcones románticos y rejas negras frente a mí. Y agradecí estar en Buenos Aires. Sola. Abriéndome paso, orgullosa de mi camino. Reconocí mi fuerza vital. El valor de empezar de 0. Sin más brújula que mi pasión y mi compromiso de ser maestra, investigadora, narradora y amante de la tierra.
Cuando bajé la vista, el rótulo de una tienda de cosméticos me hizo sonreír:
Universo Garden Angels.
Me sentí rodeada. Habitada de magia. Profundamente viva.
En unos segundos escuché un señor haciendo chistes en una tienda cercana. Pregunté por la guagua para la Avenida de Mayo y el mismo señor, con el pelo blanquito y súper parlanchín, me acompañó hasta otra calle, a la vuelta, para que tomara la guagua que me llevaría más cerca del apartamento.
Ahora me voy a dormir, y todavía pienso en ese momento. No lo he compartido con nadie. Eres el primero. Y siento, intuyo, que tienes una fibra especial, para entender.

Gracias por leerlo.

Muchas bendiciones,
Glory

lunes, 21 de enero de 2008

Perreo y salsa: nuestro pasaporte al sur


Buenos Aires, Argentina
19 de enero de 2008

Hablar de Puerto Rico acá, todavía es sinónimo de mucha desinformación. Si dices Puerto Rico, te pueden preguntar si eres de Costa Rica o Santo Domingo. Entonces, tienes que recurrir a la facilita para que te entiendan y les contestas que eres de la tierra de Ricky Martin o Chayanne. Si no los ves muy animados, añades a Marc Anthony y a J.Lo. Ahh.... contestan más convencidos. Y algunos hasta no pueden creer que los artistas sean boricuas.
Acto seguido llega la pregunta de la relación con Estados Unidos y si los puertorriqueños nos consideramos latinos o norteamericanos.
A raíz de estas preguntas, me invitaron esta semana a participar de un programa radial "Mejor Hablar de Ciertas Cosas", auspiciado por la organización de Las Madres de Mayo, donde me hicieron todas estas preguntas y muchas más, hasta llegar al tema obligado del momento: el reggueatón.
Eso sí que es un tema manejado entre algunos jóvenes. Y no sólo el reggueatón, sino la salsa.
Aquí varios jóvenes adoran y bailan con mucha soltura al Gran Combo, Calle 13, Vico C, Daddy Yankee, Don Omar, Ricky Martin y Gilbertito Santa Rosa en los boliches de la ciudad.
La información que no llega por nuestras pobres relaciones internacionales con Sur América, al menos llega con el perreo de Calle 13 o la salsa gorda del Gran Combo.
El mes próximo Calle 13 se presenta en 6 ciudades principales de la zona y acá los medios se pelean por entrevistarlos. Las chicas se babean con la pinta del Visitante ( René), que se ha convertido en el Ricky Martin del momento. Y hacen lo imposible (hasta toman clases en academias) para comenzar a mover las caderas y abdomen, al estilo de los vídeos de reggueatón que salen de la Isla.
Puerto Rico se ha convertido en el destino ideal para el "perreo" y ser boricua por estas tierras, está de lo más "in" entre los más jóvenes.
Ya me he topado con varios cineastas y periodistas que han bajado del web todo tipo de música de la Isla. Y hasta conocen de la muerte de Filiberto Ojeda, gracias al tema que está accesible en la web, aunque las autoridade federales la sacaron de la radio local de un santiamén.
Los otros días haciendo una reunión en "webcam" con unos colegas de la TV en Montevideo, me preguntaban emocionados que si era de TRUJILLO!!!! Como lo escucharon en una canción de Calle 13 les pareció 'cool' y ya estaban planificando un viaje pa Borinken, pa conocer todo lo que los famosos trujillanos cantaban.
Claro que soy de Trujillo. Pero, me tuve que echar a reír, porque que yo sepa, sólo el Festival del Macabeo, y las luchas por evitar la deforestación en nuestro famoso expreso deforestado, han dado de qué hablar en los medios a mi pueblo.
Tenía que surgir un Visitante, para que el famoso municipio de Emilio Díaz Varcárcel llegara a los confines del continente y se convirtiera en el primer tema de conversación entre hermanos latinoamericanos al otro lado del charco.
Ironías populares y revelaciones importantes del poder absoluto de la música que llegó a estas tierras como uno de nuestros más efectivos pasaportes.

La decisión correcta



Buenos Aires, Argentina
lunes 21 de enero de 2008

Cuando las cosas dan trabajo, la duda aparece. A veces, de forma repentina. A veces, de manera disfrazada. Pero de una manera u otra, te agarra con la fuerza bajita y te hace cosquillas. A mí, me vino a visitar los otros días. Y la miré, la invité a conversar y la escuché. Pero evito darle mucho espacio. Me animo más mirando para al frente. En este caso al continente blanco, tratando de verme en un buque rompielos de camino al Polo Sur.

Ahora, respiro profundo. Quiero un rayo de luz que me diga que por aquí es que es. Recibo un correo electrónico de una amiga entrañable en la ciudad. Siento la alegría del reencuentro. Me lleno de fe, de fortaleza y determinación.

Es un momento de acción importante. Me enfoco en el coraje. En las ganas de salir adelante. Y repito la frase que Anita la O. me regaló en la sala de su casa.

"El miedo es contagioso; pero también lo es el coraje: se transmite de persona a persona y crece más y más a medida que se propaga", Betty Williams

A contagiarme con más ganas. A contagiarme con las posibilidades...

lunes, 14 de enero de 2008

El café de bienvenida

Buenos Aires, Argentina

lunes 14 de enero de 2008

Ayer en la mañana Ximena me toca a la puerta del cuarto y me dice que tiene algo urgente que decirme. Me levanto de un brinco y busco una silla en la cocina para sentarme con ellos en la sala. Christian ya se levantó, está viendo TV y está tomando mate. Me ofrece un sorbo y voy intercalando el sabor amargo de las yerbas con las imágenes de carros de carrera en la TV.

Ximena me va a preparar un café. Dice que tiene algo importante que contarme. Me pongo nerviosa. Pienso que he dicho algo fuera de lugar en la cena del sábado. Que posiblemente están molestos. Tal vez los chistes estaban muy cargados, o ya una semana aquí es demasiado tiempo en la casa. O,o,o.. Me siento rara e imagino telarañas.
Pienso que pude haber sido más discreta y menos "caribeña" con mis chistes cargaditos con doble sentido.... Me excuso con Christian antes de que Ximena llegue con el café .Se ríe, no tiene nada que ver con lo que me tienen que decir.
Tienen una propuesta que hacerme. Christian no puede esperar el café de Ximena y me pregunta sin mucho rodeos si quiero quedarme a vivir con ellos en su apartamento. Ya el sábado había hecho la primera visita para ver apartamentos. Y lo que vi no me gustó.
Soñé con vivir cerca de ellos. En el centro, en un apartamento tan lindo, como el suyo.
Al lado de la Plaza de Mayo y el Obelisco.

Su ofrecimiento me dejó sin palabras y me llenó el corazón de temblores.
La respuesta fue inmediata. Claro, que sí, me quedo. Ahora me toca mover todos los hilos laborales y las buenas vibras para abrirme paso por esta ciudad hermana. Cuando regresó Ximena de la cocina, me explicó que estaba preparando bien lindo el café (taza, platillo, cuchara en plata, servilleta, bandeja), para convencerme. La verdad no hizo falta... Para mí, un honor vivir aquí, con mis nuevos amigos y panas de la vida.
El café, como siempre, marcando los momentos importantes en mi vida. Por un café llegué a Buenos Aires, luego de una conversación cotidiana y visionaria con mi querido Joel en el Viejo San Juan y ahora, con otro café, me quedo por estas tierras.

domingo, 13 de enero de 2008

Con Home Sick

En el centro de Buenos Aires


13 de enero de 2008
Buenos Aires

Un poco cabrón el sentimiento. Sentirme que estoy lejos de casa y saber que si quiero regresar, el camino es largo. 
Ayer, por primera vez sentí la distancia en el pecho. Lloré un poquito y me puse a ver las fotos del viaje. Mirar pa tras y verle las caras a todos los que he ido conociendo, me animó. 
Es el segundo día que me pongo triste en casi un mes, no está mal, para estar viajando sola por varias ciudades del Sur. Y reconozco, que la tristeza viene y va, y no pasa nada, sentirla en la médula.
También ayer fui a visitar una habitación, cerca de Palermo, que la alquilan por $250. El lugar no me gustó mucho, porque estaba sucio, lejos de una estación del subte y no me inspiraba seguridad.
Sin embargo, mirar las dimensiones del espacio, pusieron la mente a correr. Maravilloso transformar un espacio en tu imaginación. Maravilloso poner, subir, pintar, trazar, recoger, reubicar, remirar, los lugares. Cambiar. En fin. Cambiar.
Estoy en medio de un cambio importante en  mi vida. Quedarme o no quedarme en Buenos Aires. Buscar trabajo, abrirme paso acá. Estoy ahí y respiro profundo para que tome la decisión más sabia. Aunque ahora tenga miedo, reconozco que esta ciudad, y este hermoso país tiene mucho que contarme y yo estoy lista para escuchar.
Me río del miedo y camino. Ya sé que caminando se acomodan los vientos y las dimensiones internas agarran otra forma. Y sí no, al menos rebajo un poquito y me pongo en forma. Pa ver si finalmente me puedo poner un bikini brasileño bien brutal. 

miércoles, 9 de enero de 2008

Inicio un segundo blog


Frente al Cristo Redentor
en Río de Janeiro, Brasil




Buenos Aires,
9 de enero de 2008

En honor a la ilustración del encabezado ("banner") que hizo la artista puertorriqueña Adlín González para este blog, inicié un segundo blog de mi viaje por el Sur.
Tal vez sea mi inexperiencia como blogera o blogerista, como se llame, pero no supe subir este encabezado en el otro blog que comencé y tuve que abrir un segundo.
Me gusta mucho la imagen que hizo Adlín, que es una artista muy especial de la redacción donde trabajo en el periódico "El Nuevo Día" de Puerto Rico. Y por más que intenté subirla en el otro blog, no aceptaba ediciones de encabezados. Nada, que descubrí que abriendo otro, podía solucionarlo.
Espero que puedan seguirme en este nuevo blog que se llama: http://lagloriaestaenelsursegundaparte.blogspot.com.
Como ando en una nota bien flexible y fluída, de pronto este nuevo blog será distinto al otro.
Espero hacer notas más periodísticas, aunque siguiendo con los relatos y crónicas personales, que son tan divertidas....
Justamente ayer llegué a Buenos Aires, luego de mi viaje a Brasil por 11 días. Me estoy quedando en casa de mis amigos Ximena y Christian y lo que se perfila aquí es buena vibra. Estamos pensando colaborar en trabajos y coincidir con otros colegas en programas radiales, comunitarios, editoriales... Y eso le da un sentido bien especial a este viaje.
Mi sueño era conocer estas ciudades en el sur, Río de Janeiro, Såo Paolo, Buenos Aires; como también visitar los amigos y dar espacio para los reencuentros... Pero entre todas esos planes, soñaba con trabajar y/o colaborar con otros profesionales en mi misma línea literaria/visual/ambiental/cultural. Y tomar cursos de guiones en una de las excelentes escuelas de cine en Buenos Aires.
Siento que todo se está dando, poco a poco. Además, este viaje me ha servido para gozarme las fotos y los vídeos que están saliendo, dándole rienda suelta a mi pasión por lo visual. Y por otro lado, la palabra, el sonido, las referencias tactiles y aromáticas, a veces tan sutiles, me están llevando en otro viaje de sensaciones y descubrimientos.
Me siento como en casa. No tengo prisa de conocerlo todo en cámara rápida, porque percibo que estaré por acá un rato largo.
Gracias a Adlín por crear este hermoso encabezado para mi diario de viaje y espero que este nuevo blog, sea solo el comienzo de muchas historias de trabajo, proyectos, amores, viajes y descubrimientos, entre decenas, cientos o quien sabe, si miles de personas, que nos encontraremos en el camino durante el 2008.

Beijos!