martes, 9 de septiembre de 2014

La cara urgente de Lima


Lima, Perú- Tenían frío y sueño y miraban con timidez y asombro. Por más de media hora estuvieron callad@s, esperando a que les sirvieran el desayuno. "Señorita, señorita", decían muy bajo, los que llegaron tarde y querían su avena con membrillo y su hogaza de pan.
La mayoría llegaron a casa de Luna temprano y se sentaron por los costados de una sala mínima, hecha de bloques rústicos. Apretaban sus vasos de plásticos y miraban atent@s al comedor improvisado con tres cubos y una mesa. Luna es vecina del lugar y voluntaria de una organización cristiana que les ofrece ayuda varios días a la semana. Afuera, la neblina estaba densa. Adentro, algunos se rascaban los ojos, estaban serios o se iban despertando. Eran las 6:30 de la mañana cuando aparecieron unos 15, con algunas madres. Pero son más de 30 en ese sector de Comas donde el nivel de pobreza es extrema. Pero nunca están tod@s, porque algun@s se enferman y no llegan a comer.



La mayoría son hij@s de adolescentes, de madres solteras o de emigrantes que han llegado a Lima con la esperanza de conseguir un mejor porvenir. Invaden terrenos en cerros y construyen sus casas con tablas, planchas de zinc o el material que aparezca en el camino. El piso es piedra y tierra suelta y para llegar allí hay que caminar, subirse a un moto taxi o una guagua 4X4 , capaz de atravesar los charcos o el fango que deja las lluvias limeñas.

Ell@s son la cara de Lima más urgente, porque es ahí donde la violencia y el crimen corre a sus anchas. El gobierno ofrece ayuda, pero no es suficiente para las miles de familias que cada año va poblando estos sectores olvidados, conocidos como los pueblos jóvenes.

Ayuda a madres solteras

"Quienes más ayuda necesitan son las madres solteras, ellas no tienen un programa del gobierno que intervenga. Los padres de sus hijos se desentienden y las dejan. Y muchas tienen 3 y 4 hijos. Nosotros estamos iniciando un programa para ellas, para ayudarlas a cambiar su mente y su corazón, para que puedan valerse por ellas mismas y salir adelante",  comentó la socióloga Erika Matta, Coordinadora General del Desayuno Infantil de la Asociación Cultural Johannes Gutenberg, que reparte comida de lunes a viernes a más de 3 mil niños y niñas en Comas, uno de los distritos limeños con mayor población y uno de los más extensos.

Jana y Kinga Muszer son de Alemania y Polonia y llegaron a Comas a conocer el proyecto. Jana sigue una tradición familiar que inició su  padre hace 44 años cuando visitó Lima por trabajo. Desde entonces ha estado vinculado al país y dona dinero al centro cultural. "Mi padre dona dinero para un niño en Comas y yo para otro en Paraguay", explicó la alemana, quien ayudó hoy a repartir el desayuno a l@s pequeñ@.



El programa tiene un enfoque cristiano y social. El interés principal es vincular al papá y a la mamá a la educación de sus hij@s y al desarrollo de valores. Para eso, l@s encargad@s de la Asociación Cultural Johannes Gutenberg visitan la comunidad y hacen entrevistas períodicas para conocer las condiciones de sus participantes.

En esos sectores el agua potable es casi inexistente y la energía eléctrica es ilegal. Por eso, la mayoría de l@s pequeñ@s  se enferman de las vías respiratorias y del estómago. Para ayudar a las madres directamente visitan sus casas y las entrevistan. Les ofrecen talleres de repostería en las comunidades donde viven, así iniciarlas en oficios que pueden convertirse en microempresas.

Violeta y sus cuatro hij@s




Hoy Erika nos presentó a Violeta, una joven de 25 años, que llegó de la selva y ahora cría a cuatro hijos pequeños y a un hijastro de 21 años. El papá de sus hijos está en la cárcel, acusado de violación a una menor. Deberá cumplir 20 años tras las rejas, mientras ella sostiene su hogar.

Vive en un cerro atiborrado de casitas de madera. Para entrar a su casa hay que tener cuidado de no resbalar, porque el suelo es barro y hay que subir unos escalones improvisados en la tierra. Entras y te recibe Princesa, una perrita sata de semanas que se te mete en los pies mientras saludas a Violeta.

Su cuadro no es fácil, porque con la venta de 'masamorras', (un postre de harina de trigo, leche y azúcar) que vende tres veces en semana, el dinero no le da. Su casa no tiene baño, está hecha en planchas de madera y zinc y tiene un cuarto con dos camas donde se acomodan los 6. Su casa apenas tiene muebles, su cocina es diminuta, hay un baño portátil en las afueras del cuarto y el único lujo de la casa, es un televisor de plasma enorme, que ocupa casi la mitad del lugar. Allí apenas hay espacio para moverse.

Según explicó la asociación cultural, la vida de sus hij@ se complica, porque cada vez que sale a trabajar, los deja solos. Sus bebés tienen entre 4 años y 3 meses y  hoy estaban todos enfermos, metidos en la cama. Ella recibe poca ayuda gubernamental y por el momento, la organización cristiana le quiere echar una mano con unos talleres de repostería que ofrecen en el barrio. "Queremos ayudarla, pero ella se tiene que ayudar también. Queremos ver su motivación y que llegue a las clases", comentó Erika, mientras visitábamos su hogar. Yo me quedo pensando, observando su realidad, sabiendo que son miles los casos como Violeta, que el frío y la humedad en ese cerro lo complica todo, que está sola, que su casa se puede venir abajo de un empujón, ¿cómo podrá salir de la miseria, levantar a sus hijos, viviendo en esas condiciones?, ¿qué haría yo, estando en su lugar? No es fácil, hoy siento haber visto la realidad más dura de Lima y su rostro es de mujer.




lunes, 1 de septiembre de 2014

Esto no es café...esto es una experiencia

Martin es una escuela del café. Lleva 34 años dedicado a venderlo en el Mercado de Magdalena.

Lima, Perú- Llegamos al Mercado de Magdalena a conocer a Martin,  famoso por su puesto de café orgánico. Su rincón es pequeño, pero lleno de tantas historias que hay que ir con tiempo para escucharlas. Y tuvimos suerte, porque llegamos a las 5 de la tarde y a esa hora la fila bajó. El hombre es toda una institución del café. Lleva 34 años dedicado a vender, comentar y aprender sobre los cultivos de café orgánico en Perú. L@s que paran en su puesto disfrutan su pocillo y su tacita de café a tal punto, que todos salen content@s o tienen sus anécdotas con el negocio.

"Aquí vienen generaciones. Un chico recuerda cuando venía a tomar café con su abuelo y luego con su padre. Ya su padre y su abuelo murieron y ahora viene con su niño", cuenta orgulloso Martin, mientras nos hace anécdotas de los múltiples reportajes de televisión que le han hecho.



Eran los años 80 cuando comenzó en el mercado de Magdalena.  Solo tenía una mesa y un hule (un mantel de plástico) para vender jugos. Su idea era sacar suficiente dinero de los jugos para comprarse una máquina expresso. Era el comienzo de su sueño, pero como le sobraba pasión, le fue bien. Sus inicios fueron rústicos, pero el público comenzó a crecer. Se hizo de una vitrina de segunda, un refrigerador usado que pintó de naranja y el resto es historia. Su puesto es un clásico en el lugar. Allí vende café gourmet y orgánico de diferentes zonas de Perú, de los que puede explicarte detalles de su cultivo y sabor.



El domingo, Martin nos sugirió dos cafés: Jerillo del departamento San Martín, ubicado en la zona selvática y el archifamoso Tunki, que viene de Puno, una región al sur, frontera con Bolivia. Lo primero que nos sugirió fue tomar el, café con poca leche o ninguna. "La leche o el agua maquillan el sabor del café", explicó a la vez que contaba como su mismo producto costaba más caro en supermercados.
Además de preparar bebidas para degustar la semilla, hace diferentes tipos de café frío (batidos con hielo) y mezclados con licores y  un producto de "Caffé Verde", que según lee su etiqueta, tiene propiedades curativas, como acelerar la digestión, disminuir el apetito y mejorar la metabolización de las grasas.
Una de las ventajas de comprar café con Martín es que las semillas que vende las tuestan cada dos o tres semanas, a diferencia de los supermercados, que pueden tener café en reserva por 6 meses. Eso, sin olvidar que la tertulia que te dará complementa perfectamente la experiencia cafetera.


jueves, 28 de agosto de 2014

"Aguamantra": Emociones que venden agua



Lima, Perú: Me estoy bebiendo un agua con sabor a "paz" que viene en botella de colección. Así la venden en este café “hip” de Barranco, donde pides agua embotellada y te traen unas hermosas botellas de cristal etiquetadas con calcomanías de paz, amor, salud y alegría. Esta agua peruana se llama “Aguamantra” y viene con etiqueta turquesa y subtítulos en inglés: “Premium Quality/Peruvian Andes/Natural Artesian Mineral Water”. Esta es una agua lujosa que no sabe muy distinta a la agua “La montaña” que venden en cualquier supermercado de Puerto Rico.  

La "paz" acá adentro “cuesta menos de S./6 soles”,- me dice Rigel, un mesero con cara de tímido y media sonrisa que sabe que su agua está cara de verdad. Su agua “chic” cuesta un sol más de lo que me sale un almuerzo completo en la fonda de la esquina, donde me sirven primer y segundo plato con bebida de yerbas naturales incluida. Claro, aquí hay calefacción, wifi gratis y una selección musical ‘world’ que no tiene la fonda de don Jorge, donde solo tiene 6 mesitas mínimas y la televisión local con partidos de fútbol y noticias de los políticos de turno. Acá me venden paz con el símbolo de la flor de loto y en una botella tipo Aladino. Por aquí circula un público más exquisito, un público limeño e internacional que viene a tomar café orgánico y a hacer negocios y/o reuniones creativas a ritmo de jazz, entre diez mesitas retro y sofás en cuero recontracómodos.

Mensajes del agua

De seguro, esta agua va dirigida a mí ~y miles como yo~, (que pagaré los 6 soles sin chistar) y que puse cara de emoción cuando miré la etiqueta. Y apuesto lo que sea, que no seré la única en gozarme estas botellitas llenas de calcomanías buena vibra. Par de mis amig@s lo harían también. Y es que la idea lleva par de años dando vueltas, cuando el científico japonés Masaru Emoto difundió mundialmente un documental sobre los mensajes del agua. 

El doctor probó a través de fotos microscópicas de moléculas de agua, que cada vez que enviamos nuestra intención al agua, las moléculas se tranforman según las emociones que se les envíen. Recuerdo a un amigo que agarró la idea al tiro y comenzó a envasar su agua con sus intenciones favoritas. Andaba con "sharpies" marcando botellas a diestra y siniestra con mensajes de Peace&Love. Un fin de semana en Culebra llenó la nevera de una casa de alquiler con sus botellas de Prosperidad, Salud y Amor. Algun@s se rieron de él y otr@s nos encantó el invento, que luego confirmamos con videos y libros del doctor Emoto. Tanto fue la algarabía por su trabajo, que el hombre llegó a la Isla a presentarse en una exclu$$$iva velada en el Museo de Arte de Puerto Rico. Allí no pude entrar, pero sí le seguí el rastro por redes sociales y prensa y vi cómo su trabajo agarró fuerza en diferentes puntos del globo. En todos sitios, la gente hacía cola para escuchar sus investigaciones y ver sus bellas fotos de las moléculas del amor y la paz.

Me salta a la vista

 
Ya casi termino de tomarme mi agua "de la paz" y no dejo de pensar en cómo se capitaliza una idea; en todos los usos y productos que pueden salir de nuestra relación con la espiritualidad; en que creo en el poder de la intención a la hora de enfocarme en alguien o algo, pero hoy he pagado casi el doble por un agua genérica, que no me sabe distinta a ninguna agua que he tomado antes. Al contrario, hasta la siento amarga.

 




miércoles, 20 de agosto de 2014

Hoy me gradué en vida urbana limeña

Lima, Perú- Hoy me gradué en vida urbana limeña. Utilicé el Sistema Metropolitano de Transporte, alias el Metropolitano, sin perderme. Eso, señores y señoras, es una hazaña mayor. Es como tomar un doctorado en transportación pública. Aquí hasta algun@s limeñ@s se pierden con el Metropolitano. Luego de un mes y medio aquí, pude ir al centro de la ciudad y cambiar de bus para llegar más rápido a mi destino. Muy orgullosa de mí mismamente. #LimaamiL, #viajealSur, #condiplomaytó, #soyunatrome

"Tempestad en los Andes": un filme que duele



 Lima, Perú- Anoche vi "Tempestad en los Andes", un documental sueco sobre los orígenes de Sendero Luminoso, las atrocidades cometidas por la milicia peruana durante la década de los 80, l@s campesin@s desaparecid@ en el conflicto armado y las familias desvastadas por la violencia que arropó a la ciudad y la sierra en esos años. Se estima que fueron 15 mil desaparecid@s en tierra peruana. Tardé horas en dormirme y todavía tengo el sabor a sangre y pólvora en la boca. Que dolor, ver ese filme y revivir la angustia de miles de personas que fueron víctimas de este conflicto. Como decían anoche durante la presentación, es doloroso ver la verdad, pero a la vez, sanador. Perú tiene una herida abierta que va sanando poco a poco. Que salga la verdad, para que masacres/guerras como éstas jamás vuelvan a ocurrir. #LimaamiL, #viajealSur, #heridaabierta

martes, 19 de agosto de 2014

Edmundo Cruz: periodista que tumba dictaduras



Lima, Perú- El viernes conocí a un reportero fuera de liga, Edmundo Cruz, del diario "La República" de Perú. El es de esos reporteros investigativos que le corre tinta por las venas y luz en el alma. De convicciones firmes. Un reportero de vocación. De escucharlo hablar, quise llegar rápidamente a una redacción y comenzar investigaciones serias de los temas que me urgen. Me hizo revivir mis primeros años de reportera, cuando todavía no conocía lo difícil que era trabajar en una prensa independiente y justa. Una prensa comprometida con la verdad.

Edmundo ha dedicado décadas a documentar, investigar y escudriñar casos sangrientos de la dictadura Fujimori/Montesinos. Con el documental "La Cantuta en la boca del diablo" muestra lo lento y difícil que puede costar decir la verdad. Pero muestra también, el poder que tiene un pueblo que se une para acabar con el silencio y tumbar al opresor. El documental se proyectó en un espacio muy especial, un edificio gubernamental recién inaugurado y poco conocido, llamado el LUM: Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social en el barrio de Miraflores, en la capital peruana.


La Cantuta: sangre en la memoria

La  Masacre de la Cantuta tuvo lugar en Lima el 18 de julio de 1992 durante la presidencia de Alberto Fujimori. Ese día, un profesor universitario y nueve estudiantes de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (conocida como La Cantuta) fueron secuestrados y desaparecidos por el ejército peruano, conocido como el Grupo Colina. Lo terrible del caso fue la violación de los derechos humanos y la impunidad de los implicad@s. Fue uno de los crímenes que el gobierno peruano estableció en su pedido de extraditación de Fujimori frente el gobierno de Japón en el 2003 y uno de los que también presentó al gobierno de Chile por el mismo motivo.

Edmundo Cruz entrevista en este documental, testigos estrellas que ayudaron a descifrar las pistas que ayudaron a esclarecer este atroz crimen y dar con sus responsables; el dolor de las familias que perdieron a sus hij@s, la impunidad de much@s de sus responsables, la colaboración de periodistas que ayudaron a alertar a la opinión pública de semejante crimen.

Escuchar a Edmundo Cruz

Luego del documental, el periodista narró detalles de su investigación y confesó como todavía existen lagunas sobre este crimen que lleva 22 años de haberse perpetuado. Insistió en el poder de la prensa independiente para alertar sobre injusticias como éstas, de los 12 mil casos de desaparecidos en Perú y de la prensa libre (de poca tirada, pero igualmente valiosa) que sigue haciendo periodismo de investigación en su tierra, instrumento urgente para rescatar la memoria y traer a la luz pública, la verdad.




Junto al veterano periodista el pasado viernes en el LUM. 



Para leer:


domingo, 17 de agosto de 2014

Coser y contar: mi verdadero hogar





Lima, Perú- El viernes me sentí en casa, a pesar de que estoy 3,598 kilómetros (2,236 millas) de Trujillo Alto, Puerto Rico. Todo, porque el viernes volví a coser y eso es regresar a mi hogar. Llegué a un espacio mágico. Ingresé a la Hermandad de la Costura, liderado por una artista/anarquista que amé tan pronto la conocí: Mari Gho.

De familia de sociólog@s, Mari Gho decidió decidió dejar las carreras sesudas, para entregarse al corazón y a la creación artística. De ahí, que lleva más de 15 años llevando a la tela las historias que se cosen por dentro. Ella convoca a todas aquellas (y aquellos) que quieran escribir sus historias sobre mantas, cojines y muñecos. Y lo que ocurre en su casa/taller es alquimia.


Mari Gho lidera la "Hermandad de la Costura" en Lima


Es una hermandad con la intención de honrar a las ancestras, de hablar de los temas que nos unen, de abrir un espacio de costura y contar, costura y pensar, costura y revolución. Digo revolución, porque en este espacio se nutre el alma y es ahí donde nacen las revoluciones más genuinas. 



domingo, 10 de agosto de 2014

A 420 metros sobre el nivel del mar






Lima, Perú- Anoche subimos al punto más alto de la ciudad, al cerro San Cristóbal. Hace semanas le vengo diciendo a Omar que quiero subir. Listo. En la Plaza de Armas agarramos la excursión. Apenas 5 soles (un poco más de $2). Mucha contentura y cosquilleo. Eso, hasta que la guagua comenzó a bordear una angosta carretera de camino al apu (la cima). El corazón bombeaba fuerte cada vez que otra guagua, en dirección contraria, quería bajar. Se me quitaron las ganas reír y de mirar por la ventana que tenía en las narices. Una tímida valla en madera aseguraba el camino polvoriento. Aumentaba la ansiedad. Mis manos sudando, el abismo a pulgadas. Miré a Omar buscando alivio y no sé quién temblaba más, si él o yo. Tan pronto llegamos al tope, no hubo palabras. Salimos disparados de la guagua, a 420 metros sobre el nivel del mar. Inaudito. La cámara sin batería, justamente cuando quise retratar el momento, no frente a la cruz inmensa que decora la cima, sino frente al letrero que anunciaba nuestra salvación: servicios higiénicos.

sábado, 2 de agosto de 2014

Vuelvo al cuerpo


Lima, Perú- Somos tres mujeres en un espacio casi cuadrado. Acabo de dejar el ajetreo de la calle. Ahora me sumerjo en un suelo acolchonado y rojo. Los zapatos afuera. En la avenida, los carros, el Metro y el viento frío. Acá adentro, un útero cálido. Nos preparamos para movernos hacia adentro, con una disciplina conocida como "danza íntima".

Urpi nos da las indicaciones con voz suave y clara. Paradas con los pies en paralelo nos conectamos a la tierra. El cuerpo, como montaña. Los pies nos sostienen desde abajo. Cierro los ojos con emoción. Centro mi energía en la planta de los pies y reconozco que estoy de vuelta a casa. Comienzo un viaje.

Es la primera vez que me siento tan conectada con Lima. Llevo cuatro semanas acá, pero volver al cuerpo, es volver a la raíz. Soy cuerpo/siento desde mi cuerpo/amo desde aquí.  Sacar este momento para escucharlo, es devolverle su espacio de poder.
  
Ese lugar de placer

Somos tres. Urpi, Lala y yo. Sé que estamos en el mismo cuarto, pero apenas las siento. Solo escucho la voz de Urpi que marca las pautas y de vez en cuando, veo a Lala con movimientos sutiles moviéndose cerca. Muevo hombros, manos, dedos. Encuentro ese lugar de placer en cada parte del cuerpo. Siento los espacios del cuerpo que me sostienen, las articulaciones que me ayudan a girar y balancearme. Urpi les llama "bisagritas". Y mientras lo dice, me veo llena de ellas. Soy una puerta con brazos. Una ventana con alas que abren y cierran.

Siento mi espina dorsal de arriba a abajo y soy serpiente. Me muevo por el suelo reconociendo mis espacios en la tierra. Suena el timbre, y llega Marité. No la veo. Pero siento su conversación chiquita antes de entrar a clase. Seguimos calentando el cuerpo, danzando con nosotras mismas. Suena el timbre, llega Natalia. Somos cinco. Completamos el grupo.

 En esta segunda parte de la danza, la energía es más fuerte. Con música de Julieta Venegas y Jorge Drexler comenzamos a movernos, tomando en cuenta, las articulaciones, el cuerpo como recipiente, los pies como sostén, los brazos como una sola unidad.

De pronto, la música me lleva a la tierra. Me veo sembrando flores sobre caminos. Bailo con los pies muy juntos y las manos hacen arcos pequeños sobre el suelo. Voy echando semillas y flores al aire. Siento que caen y retoñan de una vez. Ya no escucho la música, solo veo semillas y flores sobre una ruta larga, infinita.

Regresamos a la respiración y Urpi nos conecta en pareja por un hilo largo de coser. Debemos danzar sin romper el hilo que nos une de manos por los meñiques. Marité y yo danzamos varias canciones sin partirlo. Ella suave, yo tambor/energía. Ya en la tercera canción, parto el hilo sin querer.  Toda energía/puro gozo.

Luego de conectarnos con hilos entre dos, ahora nos conectamos las cuatro. Estamos amarradas a los meñiques. Los hilos no se ven de lejos y parecemos el cuadro "La danza" de Henry Matisse.
"La danza" (1909) de Henry Matisse
"La danza", (1909) de Henry Matisse
Damos vueltas, giramos por el suelo, nos movemos en pareja, en tríos, en cuatro. Nos conectamos con miradas, con brincos, con vueltas. Para terminar, bailamos sin hilo, pero imaginando que seguimos unidas. Es lindo lo que hemos logrado. Hacemos figuras redondas, conversaciones de cuerpos, brazos que hablan con dedos y tobillos. Han pasado casi dos horas. 

Siento mi energía moverse en calma, puedo distinguir la sutilidad de este útero urbano, la conexión con cuatro mujeres, su humanidad. Afuera sigue sonando la ciudad, allá lejos veo la prisa, el caminar violento, las caras serias, la timidez, la sospecha. Pero acá adentro, he comenzado a verme, a entender, a realmente mirar.  

jueves, 17 de julio de 2014

Algo me pasa en el Sur

Lima, Perú- Algo me pasa en el Sur, creo que es la velocidad acá, el paso a pie, la facilidad de moverse en transportación pública, la ausencia de multinacionales gringas, el frío, el ingenio de la gente sencilla, el descanso de la poltica isleña. Algo me pasa acá, que las ideas se expanden, la felicidad se multiplica, la alegría de caminar por tierra extranjera/hogar nuevo se va adentrando en la piel. Cuando piso el Sur, no me siento lejos, todo lo contrario, siento que regreso a casa. A eso que se va perdiendo con la prisa del Norte y acá sobra, late y me acerca más a lo que soy.

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La otra noche soñé que andaba descubriendo parajes en la sierra, caminos llenos de risa y amig@s divertidos, paisajes llenos de naturaleza viva. Era lindo, pero de momento, el sueño cambió de tono. Ya no hubo risa. Era de noche y nos detuvimos a mirar el camino. Bajo puentes altos vi filas de jóvenes despellejados con ropa de épocas pasadas, años 70, 80 tal vez. Cadáveres de otra época sobre la tierra. Aparecían sin cabeza, como si le hubieran volado los sesos por sus ideas revolucionarias. Eran l@s abuelos y bisabuel@s de mis amig@s. Se me revolcó el estómago. Sentí que debía honrar esas vidas. Abrí los ojos. Era tiempo de despertar.

Enamoraus

Comienza la FIL en Lima


Lima, Perú- Este viernes 18 de julio comienza la Feria Internacional del Libro en Lima, Perú. Echa pa cá. Estaré ofreciendo talleres a profesor@s sobre escritura creativa y manejo de redes sociales para aprender, crear y soñar. Si estás en Lima, Perú, te quiero ver en primera fila! A leer, a crecer, a conectarnos con los mundos mágicos de palabras. Vennnnnnn!!!

Por un paquete enorme de lluvia



Lima, Perú- Tocan al timbre de la casa y una señora muy amable me ofrece flores. Le compro unas flores silvestres llamadas lluvia. Por un paquete enorme de lluvia me cobra un poco más de un dólar (tres soles.) Las pongo en mi cuarto y en la mesa del comedor. La casa se ve más contenta. Nada más refrescante y motivador a media tarde. Recuerdo cuando pasaba por mi casa don Goyito, un viejito buena gente que vendía azucenas y lo escuchabas a lo lejos cantar "Aaaaa -zu- ce-nAAAASSSSS", con ese pitito cariñoso al final. Por muchos años lo vi vender flores por una urbanización de Trujillo Alto. Llegaba los sábados con su paquete de azucenas frescas. Cada vez que podía le compraba. Hasta fotos le tomé. Las flores alegran las ciudades y a la gente. Sería lindo tener más vendedores de flores ofreciendo sus ramos por los barrios boricuas. A que sí!
— in Lima, Peru.