lunes, 10 de mayo de 2010
Dejo que los recuerdos bailen
6:10 p.m.
10 de mayo 2010
Buenos Aires, Argentina- O.K.... Se me metió la nostalgia porteña por los huesos... pa fuera, pa fuera, pa fuera.... A jullir.... No puede ser. Me pregunta el Tin, si estoy nostálgica por la isla. No. No. Nostálgica por los desencuentros acá. Por los ex amores que no dan la cara, por los amigos que ya no son tan amigos, con el frío que deja la distancia, con encontrar la ciudad igual y distinta. Que anoche pensé agarrar mis maletas y regresar a Puerto Rico y me imagino que es buen pronóstico, significa que será un gran viaje. Cuando se me mete una idea de duda así, es que estoy cerca de algo bueno. Lo percibo.
Camino por la ciudad y siento trozos del Buenos Aires que viví. Siento que hay cosas iguales, y cosas completamente nuevas. Eso me gusta. Me pone los ojos alertas. Y me da tristeza también. Pero suelto, suelto, suelto lo que fue. Dejo que los recuerdos bailen y se acomoden en un lugar donde no pesa. Más que nada, construyo hoy. Miro hoy. Respiro desde este lugar, lo que me llena y me mueve los días. Miro hacia adelante y dejo que cicatrice lo que tiene que cicatrizar. Está bien sentir una herida viva. Poco a poco, se seca la cáscara, el golpe, lo que fue. Dejo ir, dejo ir, dejo ir.
El desamor se sana solito. Me sobo la panza del sentimiento, me hago trenzas largas y escucho una música sugestiva, que me hace imaginar la sensualidad del abrazo, del beso, del encuentro con el otro. Veo cómo se mueve lo viejo y da paso a esto que está naciendo ahora. El corazón se acomoda tranquilo y escucha letras familiares en una sala cálida y sin prisa.
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