Rompo. De volver a hacer. De volver a contar. Como si contando se volviera otra cosa. Rompo. Rompo a escribir. Es como un acto de salir del ensueño, de estar pegada con una idea que se está cuajando adentro y no se puede hacer mucho más. Es una idea con patitas, como esas patitas de gusarapos con ojos muy grandes y muy negros que una mira desde los pies de un charco poco profundo. Los puedo ver. Los puedo sentir. Se mueven en círculos pequeñitos y unos pegaos a los otros. Así parecen, a veces, mis ideas.. Unos gusarapos con ojos grandes que dan vuelta en círculos, en el agua sucia, en esa que se estanca.. Y lo que quiero es que salgan, que crezcan, que sean mosquitos, libélulas, lo que sea, pero que salgan de las regiones húmedas del ensimismamiento. Claro que me gusta el silencio, cavilar, el mojoneo hermoso del pensamiento sin rumbo. Pero en ocasiones, ese pensamiento estancado se mete en los músculos de las extremidades, incluso en los tendones que agarran las mandíbulas y no arrancan las palabras, las acciones, se aturden en la vuelta boba de lo cotidiano.
Hoy decidí tener un día distinto. Me levanté y desayuné dos vasos de cerveza, me maquillé para fregar y me vestí con el abrigo negro y elegante que me prestó Marcela, para irme al ciber a revisar los correos. En el transcurso del día, me tomé un capuchino en un café cerca de casa. Allí conocí a Aldo, dueño del local, que rápido me ofreció trabajo. Ahora, me preparo para que tanto experimento, me de buenos resultados. Quiero completar mis cosas. Quiero hacer, concretar, producir. Meterle las manos a la palabra y ver que se cuajan tantas narraciones que llevo por dentro. Necesito un espacio dónde publicar. Empiezo por aquí. Empiezo por sincerarme conmigo, con la palabra, con la nostalgia inmensa que se me mete en el pecho y me tiene hace unos días triste, imaginando mi espacio en Puerto Rico. Rachas, cosas que llegan y que poco a poco, se irán acomodando en el pecho. Es el cumple, que pone a prueba los amores en la distancia. Es esa lucha por no caer en la rutina, pero en esas otras cosas que sí lo fueron y ahora añoro. De pronto, topdo esto pasará y será otra cosa. Todo pasa. Ya sé, son los gusarapos que no acaban de crecer.
Baires, Argentina
29 de abril de 2008
martes, 29 de abril de 2008
gritos intermedios
miércoles, 16 de abril de 2008
Humo denso en mi nariz

lunes, 14 de abril de 2008
domingo, 13 de abril de 2008
sábado, 12 de abril de 2008
La jungla erótica de Buenos Aires
miércoles, 9 de abril de 2008
sombra dulce
Dormiría feliz sobre la cubierta de este barco como si fuera la piel de un amante bueno. Dormiría sin amarres, dejando que el viento levante mi falda y vuelen los pensamientos de miedo a otra costa.
Me abandonaría a una posible verdad en los ojos, a confiar denuevo. Como si las palabras y los hechos brotaran de ríos sagrados, sin un pasado que ponga peros.
Me dejaría ir con la corriente, como los pájaros que conocen su rumbo en alas congeladas. Abriría los ojos después de un sueño largo y alcanzaría otro cielo que no pica, donde las sombras me contaran que dejé a mi paso sin notarlo.
Inscribiría en mi pecho la h mayúscula y en amarillo de este helipuerto en cubierta, para que supieras que es aquí donde aterrizan los amores verdaderos. Y me tiraría boca arriba sobre este banco, sin esperar nada de este viaje, como estos 6 hombres que duermen a pata suelta.
Baires, Argentina
De camino a Colonia, Uruguay
lunes, 7 de abril de 2008
miércoles, 2 de abril de 2008
he descubierto un escritor

http://www.clarin.com/diario/2006/12/08/sociedad/s-05001.htm
http://www.ciudad.com.ar/nota.aspx?id=01259758
http://www.elinterpretador.net/17WashingtonCucurto-ElHombreDelCascoAzul.htm
martes, 1 de abril de 2008
lo que pienso

lunes 31 de marzo 2008
Mi querida amiga y poeta Mayrim Cruz Bernal lanza la pregunta a un grupo de escritoras por el web. Nos pregunta: ¿En qué piensan las mujeres cuando están en silencio un ratito del día, o antes de acostarse? Lo que sea, para tratar de retratar en qué pensamos, siglo XXI, qué toma nuestro tiempo en la conciencia. Contesté de un tirón, sin darle vueltas a la pregunta. Esto fue lo que salió:
pienso en cómo reinventarme todo el tiempo, cómo lidiar con el dinero y los sueños tan grandes de recorrer el mundo, ser artista, escritora, caminar, hacer lo que sueño sin la presión de ser madre, de ser esposa, de ser amante, de ser nada. quiero ser, quiero volverme otra piel todo el tiempo. reaprender lo que me dijeron. si cocino, cosa que adoro, no es sinónimo de que quiero criar hijos, quedarme en la casa recogiendo los regueros de nadie y tener que dejar de viajar por el mundo con una cámara encima y una libreta para hacer crónicas urbanas en un tren, en un bar, en un barrio. pienso en la muerte. en cómo hacer tanto sin que me agarre sin prepararme. pienso en las tetas que se caen y que no me di cuenta cuando pasó. en mi barriga llena de miedos y de historias, de amores y presagios. en los bikinis y en el bra que no me quedan como kate moss o giselle. y yo ando feliz, pero me miran distinto. me dicen doña y no me siento doña. sigo siendo la misma, que desde pequeña ama mirar las hojas de los árboles tirada en la grama y descifrar figuras en las nubes. pienso en aprender portugués, francés, vivir en el amazonas, recorrer latinoamérica, ir al polo norte, al polo sur, visitar el everest, reportar los daños que sufrirá el planeta de aquí a 50 años, la falta de agua potable, las próximas guerras por los recursos, de que el polo norte está a punto de desaparecer y del cambio en el nivel del mar, en los millones de personas que se afectarán con esos cambios, en los huracanes más fuertes, en las mujeres y niños desamparados, en los osos polares que no tendrán lugar donde vivir y el combustible vegetal que se ha puesto de moda y está acabando con los lugares donde sembrar más bosque, en los nuevos problemas ambientales, que siguen poniéndonos al borde de nuestra ineptitud y apatía. pienso en los niños y las niñas del futuro con tantas computadoras y videos juegos retratando una sociedad violenta e individual. pienso en las nuevas generaciones sin lugares naturales donde subir a árboles, tirarse con yagua por cuestas, o escuchar los sapoconchos en quebradas. pienso en el profundo placer de correr bici, ir de camping, amanecer en la arena de Culebra. pienso en que quiero ser madre y en que no quiero ser madre. pienso en las historias que grabé en la piel, los dolores, los sufrimientos, las violencias, la ternura, los temblores, la poesía y en la esperanza de que me voy sanando todos los días, mientras me amo, me abro paso en tierras nuevas, en mi mirada íntima, sin miedo y con miedo, ante mi humanidad. pienso en tantas mujeres que no han tenido la oportunidad de ser libres, de subirse a un avión, dejar un trabajo, abandonar un marido o un amante que ya no aguantan, que no han podido enfrentar sus sueños, y viven pegadas a realidades que odian. pienso en un profundo sentido de responsabilidad, de pago de vuelta. pienso en mi madre. en mi abuela, en mis tías que nacieron bajo la cruz de la iglesia católica, plagadas de culpa y de martirios. pienso en sus chistes, en sus tragicomedias, en su gran sentido de solidaridad con los demás. pienso en la libertad que nos da el mar boricua, sus cuatro costas abiertas al planeta, a la vida, a los horizontes, del privilegio de conocer dos idiomas desde los 4 años, de tener el valor de defender mi cultura, asimilar (hasta el punto que quiero) otra y seguir caminando por el mundo, sabiendo que hay tanto que hacer, de tener un propósito más allá del mío. pienso todo el tiempo en luchar por mi felicidad y de ser agradecida por lo que soy y por lo que viene en camino, amándome y desafiando todo el tiempo lo que nos enseñaron como correcto y lineal. me siento una mujer círculo, agua, gota. el principio y el fin de mi existencia está acá adentro. en mi fluir, a veces fácil, otra veces jodidamente doloroso. me muevo por esos espacios maravillosos de la creación, hilvanando entre los misterios del nacimiento y la muerte, lo banal y lo profundo, para cada día estar más en paz conmigo, en comunión y en completo desafío, por lo que me tocó hacer. pero ese "me tocó hacer" como una elección que yo misma asumí, sin presiones externas, sin dogmas, sin reglas autoimpuestas, simplemente abriendo el corazón y sabiendo que eso que tengo la profunda responsabilidad de lograr, nació adentro. solo ahí, es donde genuinamente reconozco mi verdadera ruta.
Baires, Argentina