Lima, Perú: Me estoy bebiendo un agua con sabor a "paz" que viene en botella de colección. Así la venden en este café “hip” de Barranco, donde pides
agua embotellada y te traen unas hermosas botellas de cristal
etiquetadas con calcomanías de paz, amor, salud y alegría. Esta agua peruana se llama “Aguamantra”
y viene con etiqueta turquesa y subtítulos en inglés: “Premium Quality/Peruvian
Andes/Natural Artesian Mineral Water”. Esta es una agua lujosa que no
sabe muy distinta a la agua “La montaña” que venden en cualquier supermercado de Puerto Rico.
La "paz" acá adentro “cuesta menos de S./6 soles”,-
me dice Rigel, un mesero con cara de tímido y media sonrisa que sabe que
su agua está cara de verdad. Su agua “chic” cuesta un sol más de lo que me sale
un almuerzo completo en la fonda de la esquina, donde me sirven primer y segundo plato con bebida de yerbas naturales incluida. Claro,
aquí hay calefacción, wifi gratis y una selección musical ‘world’ que no tiene
la fonda de don Jorge, donde solo tiene 6 mesitas mínimas y la televisión local
con partidos de fútbol y noticias de los políticos de turno. Acá me venden paz con
el símbolo de la flor de loto y en una botella tipo Aladino. Por aquí circula un público más exquisito, un público limeño e internacional
que viene a tomar café orgánico y a hacer negocios y/o reuniones creativas a ritmo de jazz, entre diez mesitas retro y sofás en
cuero recontracómodos.
Mensajes del agua
De seguro, esta agua va dirigida
a mí ~y miles como yo~, (que pagaré los 6 soles sin chistar) y que puse cara de emoción cuando miré la etiqueta. Y apuesto lo que sea, que no seré la única en gozarme estas botellitas
llenas de calcomanías buena vibra. Par de mis amig@s lo harían también. Y es
que la idea lleva par de años dando vueltas, cuando el científico japonés Masaru Emoto difundió mundialmente un documental sobre
los mensajes del agua.
El doctor probó a través de fotos
microscópicas de moléculas de agua, que cada vez que enviamos nuestra intención
al agua, las moléculas se tranforman según las emociones que se les envíen. Recuerdo
a un amigo que agarró la idea al tiro y comenzó a envasar su agua con sus intenciones favoritas. Andaba con "sharpies" marcando botellas a diestra y siniestra con mensajes de Peace&Love. Un fin de
semana en Culebra llenó la nevera de una casa de alquiler con sus botellas de
Prosperidad, Salud y Amor. Algun@s se rieron de él y otr@s nos encantó el
invento, que luego confirmamos con videos y libros del doctor Emoto. Tanto fue
la algarabía por su trabajo, que el hombre llegó a la Isla a presentarse en una exclu$$$iva velada en el Museo de Arte de Puerto Rico. Allí no pude entrar, pero sí le seguí el rastro por redes sociales y prensa y vi cómo su trabajo agarró fuerza en diferentes puntos del globo. En todos sitios, la gente hacía cola para escuchar sus investigaciones y ver sus bellas fotos de las moléculas del amor y la paz.
Me salta a la vista
Ya casi termino de tomarme mi agua "de la paz" y no dejo de pensar en cómo se capitaliza una idea; en todos los usos y productos que pueden salir de nuestra relación con la espiritualidad; en que creo en el poder de la intención a la hora de enfocarme en alguien o algo, pero hoy he pagado casi el doble por un agua genérica, que no me sabe distinta a ninguna agua que he tomado antes. Al contrario, hasta la siento amarga.
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