lunes, 10 de mayo de 2010

Eso que quedó





2:30 p.m.
10 de mayo

Buenos Aires, Argentina-Reactivar la palabra, los sueños, desempolvar eso que dejaste en un tintero, escuchar la voz amiga que te pregunta: cuándo volverás, el frío en el estómago de no saber, las ganas, las vueltas al mismo lugar del deseo, de seguir escribiendo y reescribiendo la película que hace un tiempo comenzaste. Y te das cuenta, y me doy cuenta, que todavía me falta mucho por hacer.

Acá en Buenos Aires. El segundo día, el tercero y el cuarto día de este viaje, con catarro, con el cuerpo cortado por el frío y la nariz hecha hilachas. Me dan ganas de meterme en la cama y no levantarte. De no salir de las sábanas y quedarme todo el día recuperando la energía.

Y salgo, y me cubro el desgano con dos suéters. Llego a la Feria del Libro, hago una fila descomunal y adentro, luego del frío y calor, me hundo en ese mar de palabras, puestos de revistas, textos, cómics. Y puede más la música tucumana y la poesía salteña, que todo el cansancio y escalofrío en el cuerpo.

A las 8:00 de la noche llego a casa de Inés. Amigas, café, ron, historias. Vuelven las ganas de escribir, de regresar a este pedazo de tierra donde crecen los escritores como grama. Escucho versos de García Lorca, de Borges, historias de Puig, de Gardel, de Kartún, de la ENERC, de Cefopro, de los tangos y fados. Y el catarro, que me trata de tumbar... y algo que me da nostalgia, sin saber lo que es.

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